Infojus Noticias

16 de Marzo 2016 - 21:02 hs
Ingresa al Archivo de Infojus Noticias
22-10-2014|17:55|Lesa Humanidad CórdobaProvinciales
En la ruta 20 que une Córdoba con Carlos Paz

Encontraron restos óseos dentro del predio del centro clandestino La Perla

La investigación la hizo el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Se encontraron los restos dentro de unos hornos de cal, en la estancia La Ochoa que usaba Luciano Benjamín Menendez, y está dentro del predio del Ejército. Esperanza y expectativa en los familiares de las víctimas.

  • Fotos: Télam
Por: Natalia Biazzini

Huesos astillados y quemados, partes de cráneos y un pedazo de tela de color blancuzca fueron algunos de los elementos que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró ayer en los hornos de cal de la estancia que pertenecía al ex general Luciano Benjamín Menéndez, en Córdoba. “Este descubrimiento generó mucha expectativa y conmoción en los familiares. Significa que nuestra búsqueda estaba en lo cierto”, le dijo Emiliano Salguero de HIJOS a Infojus Noticias. La hipótesis que manejan los antropólogos es que esos restos corresponden a cuerpos que fueron inhumados para hacerlos desaparecer. “Fue un intento de eliminar prueba”, agregó Salguero.

La investigación estuvo a cargo de la titular del EAAF de Córdoba, Anahí Ginarte, quien contó que diez días atrás, los antropólogos llegaron a la zona y que desde el lunes trabajaron en el sector de los hornos. La antropóloga dijo a la prensa que es factible que los huesos sean de la época de la dictadura militar. El paso siguiente será analizar los restos y cotejar el ADN de esos huesos con los de familiares.

El hallazgo fue a las 10 de la mañana, minutos después, ya era noticia en el juzgado de instrucción federal 3, a cargo de Alejandro Sánchez Freytes. En ese momento también lo supieron las querellas, que estaban en la audiencia del megajuicio La Perla.

Después del mediodía, el abogado querellante Claudio Orosz manejó durante media hora por la ruta 20 que une Córdoba y Villa Carlos Paz. Pasó por el puente que iba al centro clandestino La Perla, por donde pasaron más de tres mil personas. Orosz dobló en la entrada siguiente, en Yoscina. Es un camino de difícil acceso y sólo se puede entrar con camionetas 4x4. Diez kilómetros después ya  estaba en La Ochoa, -así se llama la estancia de Menéndez. Está dentro del predio militar del Ejército, que tiene más de 15 mil hectáreas. En los alrededores de la casona hay casas de trabajadores rurales.  “Después de pasar varios  alambrados, vi la casa que era como un castillo muy bonito. Ahí los vi: tres grandes túneles, que tenían una puertita de hierro. Me hizo acordar a los hornos del nazismo”, le dijo a Infojus Noticias Orosz, que es descendiente de víctimas del Holocausto.  Esos hornos fabricaron cal hasta 1975. Son los típicos hornos que hay en la provincia de Córdoba, confió una fuente judicial.

La megacausa cordobesa

La megacausa de La Perla es, después de ESMA, el más grande juicio de lesa humanidad que se está llevando adelante. Se investigan los hechos contra 700 víctimas y los imputados ascienden a 52. Entre ellos está el multicondenado Menéndez, quien durante la dictadura fue jefe del Tercer Cuerpo del Ejército.

Entre los testigos, al menos dos hablaron sobre el destino de los cuerpos de los desaparecidos. José Julián Solanille declaró que "trabajaba para un principal del Ejército de apellido Saldivia, que tenía arrendado gran parte del campo de La Perla para la cría de vacunos y producción tambera". En 1976, mientras pasaba por los alrededores del centro clandestino, observó "varios fusilamientos" y fosas comunes "donde se arrojaban los cuerpos".

En 2004, también el represor Bruno Laborda declaró "que en 1979, antes de que llegara la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la Argentina, desenterraron los cadáveres y restos, colocándolos en tambores de 200 litros y que los habrían llevado a las salinas" del norte de la provincia.

Años atrás, tanto Laborda como otros militares reclamaron por daño psicológico por haber participado en tareas relacionados con los cuerpos de desaparecidos.

Si bien los testimonios eran un aporte fundamental, el EAAF no podía rastrillar el lugar porque existía un peligro de derrumbe. En el último tiempo se sumó un arquitecto que ayudó a la organización del trabajo y así se avanzó. Orosz vio un sacro completo y dos falanges. “Era como buscar una aguja en un enorme pajar”, dijo Orosz.

Relacionadas